miércoles, 22 de junio de 2011

monotonía

Sigo y descubro que no avanzo, me detengo y el paisaje va más rápido, callo y el silencio me grita, ¿Por qué siempre me dejas hablando?
Contesto y ahora el silencio se queja porque lo he callado.
Abro el libro y las letras se esconden. La hoja blanca ríe enloquecida, el lápiz nervioso tatúa titubeante. La hoja en mi cabeza gira mientras el reloj apático no da las dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario